Monday, October 06, 2008

El Bisaurín y las primeras nieves

La vuelta al Bisaurín el sábado 4 de octubre de 2008

Seguimos con cierta sequía en el pirineo aragonés en cuanto setas, lo que no significa que no haya, pero esta vez, con las primeras nieves, hemos decidido esperar y caer en una tentación muy difícil de resistir: la vuelta al Bisaurín desde ascendiendo desde el norte.

Esa excursión tiene un especial tirón para los que, de alguna manera, estamos relacionados con la Asociación Cultural Bisaurín, es nuestro monte. Y con sus humildes 2.670 metros de altura no tiene nada que envidiar a ninguna otra cumbre pirenáica.

El día amaneció con un espolvoreado de nieve en los montes navarros y en los aragoneses justo hasta llegar al Collarada que se resistió a dejarse cubrir por el manto blanco. Ahí estaban el Aspe, la mesa de los tres Reyes, el castillo de Acher y, como no, la mole del Midí.

Nuestro monte, desde lejos, estaba todo cubierto de blanco, había caído nieve a la cota 1.500 y nos ofrecía la posibilidad de pisar "las primeras nieves", lo que es siempre un honor. Y así lo hicimos desde el desvío al Ibón de Estanés, ya que el tramo desde ese punto al pico del Bisaurín estaba inmaculado esperando nuestras pisadas.

La subida sólo presentó la dificultad de la acumulación de la nieve en la cara norte, que hizo necesario eliminarla de los pasos para trepar, para ver los puntos donde deben ponerse las botas o agarrarse con las manos. Esos sitios, todavía sin hielo, se pasaron sin ninguna dificultad.

Lo más pesado, la zona del "miniglaciar" que con la nieve antigua tenía un buen depósito de nieve virgen. Pero después sin dificultades se llegó a la cumbre donde había tres vascos que subieron por la cara sur desde un refugio en el valle de Hecho.

Bajamos por donde ellos subieron, sin dificultades, teniendo cuidado porque la poca nieve que quedaba había empapado la tierra y la hierba, lo que le valió a alguno un asentar a la fuerza el trasero.

Mi excursión, como rara excepción, fue callada. Tenía ganas de reposar en silencio mientras contemplaba ese paisaje tan precioso. ¿Qué pensaría? Me dejé llevar, disfrutando de la paz y del silencio también interior, con algún que otro agradecimiento a nuestro creador por permitirme ver estas maravillas.

frid




































Estamos en la cumbre, los tres, que alguien tiene que hacer la foto.

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