Tuesday, October 28, 2008

Otoño de colores

Dios, cuando llega el otoño, debe volverse algo travieso y encarga en una tienda de pintura una paleta de pintor.

El tendero, hombre serio, cuando ve a Dios aparecer por la puerta, le ofrece colores serios, de esos que no llaman la atención. Pero es que no conoce al "artista" que le dice, cariñosamente, esos no... y qué tal esos rojos, y ese amarillo chillón. Es que se trata de alegrar al mundo antes de que llege el invierno con todo su furor.

Cuando sale el Señor de la tienda los colores alegres, todos, se han agotado y el tendero, poniendo el cartel de cerrado, espera el fin de semana para ver qué trastada ha hecho en el monte su Dios.

El sábado prepara su mochila con un almuerzo ligero, una cámara de fotos, un chubasquero por si las "gotas" y se lanza al monte siguiendo las huellas de su Señor.

Y mirando los bosques, el suelo, el aire y el agua... se da cuenta de que el Señor es un buen pintor.

frid

Entrando al barranco de Asieso

































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