Monday, June 15, 2009

Circular desde La Sarra a Respomuso y los Arrieles


La senda circular está marcada en el plano y bien señalizada.



Quizá para compensar que el otro día les hice pasar calor a mis amigos, este sábado decidimos ir a una excursión típica de verano, por su dirección más adecuada: La Sarra a Respomuso, desde ahí el camino hacia los Arrieles, bajada por el canchal y retorno al camino de La Sarra.

La salida, desde el embalse de La Sarra nos hizo sospechar que el vehículo podría ser cubierto por las aguas ya que estaba creciendo el río y el embalse no daba de sí desaguando, por eso dejamos el vehículo en una pequeña loma del aparcamiento. Los temores se cumplieron: con el calor el deshielo incrementó el caudal que iba torrentoso y dejó un palmo de agua en el aparcamiento del chiringuito: no fue a mayores.

El camino, en su primer recorrido, es un "sendero familiar", padres recios y niños enreciándose, algunos con más entusiasmo que otros. Y, como siempre, algún "oso" mostrando sus cachas a la zagala que quiere conquistar. Pero en general, el ambiente muy familiar con un aparcamiento lleno de vehículos, lo que implica que "no hemos sido los únicos con esa brillante idea", de ir a Respomuso.

El sendero va subiendo de modo moderado hasta los 2.200 metros, con lo que se disfruta de un fresco muy agradable. Se pasa por un hayedo lleno de fuentes y cascadas, se pasa por encima de una hoz impresionante donde el río Aguas Limpias talla las calizas con un tajo que parece hecho a cuchillo, y se sube una cuesta, ya a cierta altura, sin arbolado llegando a Respomuso.

Y un aplauso a los amigos del Pirineo: ya no están las ruinas de las instalaciones para la construcción de la presa de Respomuso.

Ahí almorzamos y nos desviamos al camino aéreo que va por el canal que lleva las aguas de los Arrieles al embalse de Respomuso. En esa senda ya no queda nieve en la zona aérea, aunque sí algunos neveros acercándose a los Arrieles que son seguros, y que probablemente desaparecerán en breve.

El el Arriel bajo descansamos, probamos con los piés el agua. Contamos hasta 10 y comprobamos que hay que esperar para un chapuzón gratificante.

Después bajamos por el canchal, nos acercamos a la pared con el hayedo que lleva a la senda principal y ahí repusimos el agua de la cantimplora en una cascada.

Cuando llegábamos al final de la excursión nos encontramos con Pepe y Javier que habían pensado hacer el mismo recorrido, recuperamos el vehículo del charco y, volviendo a Zaragoza, cruzamos la tormenta que estaba cayendo principalmente por los montes de Zuera.

















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