De todos modos la excursión tuvo la ventaja de poder tener una luz maravillosa para unas fotos con mucha claridad y captar la exuberancia de una primavera lluviosa, si bien sólo pudimos encontrar un champiñón del tipo agaricus alberti o similar, de esos que uno sólo sirve para una tortilla de setas.
La subida, por camino conocido se puede leer descrita en otro post. En este caso mis amigos no dejaron de hablar todo el rato sobre la situación política de Aragón, sobre el Colegio Montearagón del que alguno fue alumno en Zaragoza, de las huellas de vaca, que no de jabalí, de la ansiada sombra que llegó en el collado, de caminos alternativos en umbría y de la vuelta a Zaragoza en la que uno de los hijos de los excursionistas actuaba en el teatro infantil del Colegio Montearagón.
La nevera de monte permitió eso de tomar unas cervezar "ambar", que para eso son de Zaragoza, en la cumbre.
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Al fin en Peña Canciás. Sendero balizado desde Laguarta
Por la sierra de Canciás. Soledades
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