Unas 250 personas conmemoraron en Pallerols de Rialb (La Noguera - Lleida), el paso de san Josemaría Escrivá de Balaguer por el pirineo de Lleida, cuando iba camino de Andorra, en el año 1937.
La Rosa de Pallerols, una caricia de la Virgen Unas 250 personas conmemoraron en Pallerols de Rialb (La Noguera - Lleida), el paso de san Josemaría Escrivá de Balaguer por el pirineo de Lleida, cuando iba camino de Andorra, en el año 1937.
En Pallerols encontró la rosa de Rialb, que siempre recordó como una caricia de la Virgen María.
Por cuarto año consecutivo, la “Associació d'Amics dels Camí de Pallerols de Rialb a Andorra” celebró, el pasado domingo 19 de noviembre, la Fiesta de “la Trobada de la Rosa”, que recuerda el día 22 de noviembre de 1937, cuando san Josemaría encontró una rosa de madera estofada e el suelo de la iglesia de Sant Esteve de Pallerols.
La noche del 21 al 22 de noviembre, san Josemaría con cinco personas más llegaron a este lugar guiados por Pere Sala propietario de una masía próxima. Seis días después, concretamente el día 28, continuaron hacia Andorra acompañados por el guía principal, Josep Cirera, que les recogió en el Barranco de la Ribalera.
San Josemaría había estado hasta estas fechas escondido en Madrid por la persecución religiosa de la época. Después de pasar 41 días en Barcelona esperando el momento oportuno de pasar a Andorra, finalmente se presentó la ocasión el día 19 de noviembre de 1937.
La noche del día 21, el guía les colocó en una pequeña habitación de la rectoría de la iglesia. Durante toda la noche el Fundador del Opus Dei pasó por un intenso sufrimiento al plantearse si estaba cumpliendo la voluntad de Dios, que había visto claramente en Madrid cuando decidió pasar a la otra parte de España para poder hacer con libertad el Opus Dei, según el encargo específico que había recibido de Dios el 2 de octubre de 1928.
Pedro Casciaro escribe en su diario: “Pude vislumbrar el rostro abatido del Padre: nunca lo había visto así (…) Me puse a rezar nervioso y atemorizado; mientras rezaba, alcancé a oir los sollozos contenidos del Padre”.
Años después, Álvaro del Portillo explicaba que en aquellos momentos san Josemaría Escrivá “sentía como dividido el corazón, entre la necesidad -de una parte- de llegar al otro lado, donde tendría libertad de movimientos para seguir con la Obra y ejercer su ministerio sacerdotal; y de otra, la conveniencia de regresar a Madrid (...). El caso es que decidió: si, en el término de unas horas, encuentro una rosa de madera estofada, esto significa que la Virgen quiere que vaya al otro lado”.
San Josemaría estuvo toda la noche en vela, pidiendo al Señor, por intercesión de la Virgen, que le desvelase la duda.
A primera hora de la mañana salió de la habitación y bajó a la iglesia, que estaba saqueada. En el año 1936 habían destrozado los retablos y entre ellos el de la Virgen del Rosario (Mare de Déu del Roser). Habían sacado los restos fuera de la iglesia y los habían quemado. En el interior de la iglesia quedaban trozos de madera por el suelo. Entre ellos salía una rosa de madera estofada de alguno de los retablos. Por las dimensiones de la rosa hallada bien podría tratarse de la que tenía en la mano la imagen de la Virgen del Rosario, que estaba en uno de los altares laterales de la iglesia.
Era la prueba que había pedido. Lo recordó el resto de su vida como una caricia de la Virgen. La recogió con devoción y volvió a la rectoría, en donde estaban los demás que le acompañaban, para celebrar la santa misa. Se llevó la rosa consigo y actualmente se conserva en la Sede de la Prelatura del Opus Dei, en Roma.
"Así como nunca havia visto al Padre tan afligido como la noche pasada -comenta Pedro-, tampoco lo vi nunca tan gozoso como aquella mañana”.
Sesenta y nueve años después, unas 250 persones se reunieron en Pallerols el domingo día 19 de noviembre procedentes de diversas ciudades próximas a la zona y de otras partes de Catalunya: Lleida, Girona, Tarragona, Barcelona, Andorra, Igualada, Terrassa, etc.
Ya el día 18 por la tarde llegaron muchas familias con sus hijos para pasar la noche en los alrededores de Pallerols: Algunos durmieron en la escuela del pueblo que actualmente es Casa de Turismo Rural; otros durmieron en tiendas de campaña y algunos lo hicieron en el mismo lugar en el que san Josemaría pasó la noche del 21. Al día siguiente, estas mismas familias limpiaron la iglesia y la adornaron con flores.
Algunas de las personas que el día 19 llegaron pronto pudieron asistir a la visita guiada de los lugares más emblemáticos en donde estuvo san Josemaría durante los días que permaneció en los bosques de Rialb: la Cabaña de San Rafael, la Balsa, la casa de l’Empordanès, etc.
Hay que destacar también las explicaciones que se dieron en la iglesia de Pallerols de los hechos ocurridos durante estos días, siguiendo los relatos de los protagonistas, que escribieron sus diarios y memorias.
El acto central fue la celebración de la Eucaristía presidida por el Vicario General del obispado de Urgell, Mn. Joan Pujol, y con la presencia del rector de la parroquia Mn. Bonifaci Fortuny.
Después de la misa hubo unos sufragios en el cementerio de Pallerols para los difuntos de la zona.
Acabó la fiesta con un pequeño aperitivo y a continuación la mayoría de los asistentes se distribuyó por los alrededores de Pallerols para comer al aire libre de un día de otoño soleado y apacible.
jesús domingo