El tiempo ha sido el ideal, sin calor, con algo de viento que refrescaba el aire, con alguna piadosa nube y con gran luminosidad para ver el pirineo más cercano: El Turbón, El Collarada y Peña Montañesa. Más, hacia Ordesa, la nube sólo dejaba intuir lo que seguía.
Algunos de mis amigos fueron directamente a la Jornada de Lourdes con el Papa, otros se fueron después de la Misa del Cardenal, apenas almorzados. Sin embargo la explanada del Santuario estaba llena. Un llenazo sin agobios. Muchos niños, y niños pequeños, y familias numerosas eran una gozada para los ojos y para la esperanza.
Familias valientes que escucharon con gusto una homilía pausada y serena, pero clara del Cardenal Cañizares.
¿De qué se habló? En mi opinión de la contraposición de dos culturas, la imperante, la de la muerte, y la cristiana, la de la vida. Vida y muerte se contraponen hoy como la ciudad del Dios y la ciudad mundana. Una realidad de esperanza frente a la imposición de la desesperanza.
Y en eso el Cardenal apoyó su homilía en Cristo, la Verdadera Sabiduría. Él es Camino, Verdad y Vida. Él, la Sabiduría encarnada nos enseña, nos muestra con su vida, con su nacimiento en el seno de una Familia, con su santificación del Matrimonio, con su asistencia a las Bodas de Caná, el maravilloso proyecto divino, e inmerso en la naturaleza, del Amor humano, un amor abierto a la vida, un amor de un hombre y una mujer, un matrimonio que los deberes públicos deben proteger, y al que deben respetar el ejercicio de sus derechos y deberes respecto a los hijos.
Estuvimos atentos a las palabras del Cardenal Cañizares, agradecidos a su tono amable y esperanzador. Y nos sentimos respaldados a defender el derecho de los padres a la educación de sus hijos, el derecho a la vida, de toda vida humana, la necesidad de responder a la lacra del divorcio que tiene como víctimas inocentes a los hijos.
Es claro que la Cultura de la Vida es la cultura del Amor, y ese Amor se basa en la generosidad, en no cegar las fuentes de la vida, en la esperanza. Un mensaje nuevo porque se abre a la vida que es siempre una novedad, frente al obsoleto de la cultura de la muerte, agresivo, impositivo y sin esperanza.
Después de la Santa Misa, pudimos disfrutar de una tarde magnífica, los más pequeños tuvieron juegos hinchables. Antes de la Misa hubo ofrendas, entre las que estuvo Fluvi como uno más. Y después, actuaciones de grupos como los de percusión de Cervera, y en el Santuario conciertos de Órgano y de un Coro.
Al final rezamos el Santo Rosario y se cerró el acto con Bendición Solemne y rezo del "Salve Madre".
El rector del Santuario nos despidió con la Bendición de viaje y un mensaje de que fuésemos testigos y portadores de Dios.
Y, como colofón, la actuación de la Guardia Civil hizo que la llegada y salida fuese fluida. Nuestro agradecimiento a esas personas tan abnegadas.
Y, como no, el final vino con la victoria 2-0 del Huesca con el Eibar. ¿Subirá de Segunda?
frid
El servicio del orden nos dio magníficas indicaciones desde el autobús puente que tomamos al llegar al aparcamiento.
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